jueves, 6 de septiembre de 2012

RELACIÓN CON LA ÉTICA




¿Que tiene que ver la ética con el aborto?

La decisión sobre que hacer ante un embarazo no deseado plantea en dilema ético, pues en él se juegan valores como la libertad y la responsabilidad de la mujer o la pareja involucrada en el embarazo. Además, las concepciones que existen acerca de la vida humana y el debate sobre si el embrión debe ser considerado o no como una persona inciden en el conflicto ético.

La situación se complica aún más si estas personas profesan una religión que prohíbe el aborto, pero ellas consideran que no están en condiciones de llevar a término el embarazo. Aquí es donde la distinción entre ética y religión resulta de gran utilidad para muchas personas que, a pesar de lo que dicta su religión, deciden interrumpir un embarazo al considerar que el aborto es un "mal menor" frente al hecho de tener un hijo o hija que no deseaban y que probablemente no puede mantener.

Las mujeres o parejas que se enfrentan a un embarazo no deseado afrontan siempre un dilema ético, independientemente de la opción que elijan. Aunque no le llamen "dilema ético", las personas en esta situación saben que deben tomar una decisión que tendrá importantes consecuencias para ellas y quienes las rodean.

¿Puede la ética resolver el problema del aborto?

Como se mencionó antes, los auténticos dilemas morales no tienen una sola respuesta correcta, por lo que la ética no puede resolverlos.

Sin embargo, en las discusiones éticas sobre el aborto ha adquirido gran importancia la cuestión acerca de si el embrión o feto puede ser considerado o no como persona. Según Ruth Macklin, en el discurso bioético se pueden distinguir tres posturas sobre la importancia del concepto de persona para resolver los dilemas morales sobre el aborto.

a) La que sostiene que llegar a un acuerdo sobre el tema del aborto depende de que se llegue a un acuerdo sobre si el embrión / feto es persona y / en este caso. Sobre el momento en que empieza su desarrollo como persona;

b) La que sostiene que el aborto puede justificarse moralmente aunque se reconozca que el embrión / feto es persona desde el momento de la concepción;

c) La que sostiene que es imposible tener un conjunto de condiciones necesarias y suficientes para definir el "ser persona" y que concluye que este punto debe ser considerado totalmente irrelevante para la resolución de la controversia sobre el aborto.

Macklin concluye que "Cuando los temas de la ética y conducta social quedan cerrados en un perenne controversia [como ha ocurrido con el aborto], la filosofía puede arrojar luz mostrando cómo contribuyen al problema las confusiones conceptuales y las falacias. Aunque el hecho de realizar un análisis filosófico de estas cuestiones y problemas no resuelven el debate sobre la moralidad del aborto, sí brinda una concepción más profunda de por qué la controversia sigue vigente y puede hasta resultar insoluble".

Por otro lado, una de las preguntas más interesante que ha arrojado el análisis ético del aborto es ¿quien debe tomar la decisión de interrumpir o no el embarazo? Es evidente que si la ley prohíbe su práctica, entonces es el estado, a través del sistema legal, quien está tomando la decisión; pero si las leyes demandan la autorización del médico, entonces traslada la decisión al espacio médico, o como en algunos países donde se requiere la autorización de un sacerdote para determinar si una mujer debe o no hacerse un aborto, la decisión entonces está en manos de los sacerdotes.

A partir de la discusión sobre quién debe tomar la decisión, muchos países han adoptado por despenalizar la práctica y dejar que sean las mujeres, solas o con sus parejas, quienes decidan. Lo que está en el fondo de este problema es la discusión sobre si el aborto debe ser un asunto público o exclusivamente privado.

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